miércoles, 22 de agosto de 2018

Milos: playas de la costa sur

En este post, os hablaremos de nuestra experiencia en las playas de la costa sur de Milos. En este caso, se trata de playas formadas en calas entre rocas teñidas con tonos rojizos y amarillentos por el azufre. Son mucho más tranquilas para ir con niños, porque no tienen apenas oleaje, y el agua es totalmente cristalina (estupendas para practicar snorkel). Están bastante concurridas, y las sombrillas de alquiler vuelan.

En primer lugar, hablaremos de Firiplaka. Estuvimos dos días en esta playa, y nos encantó.  Aparcar es un poco complicado, porque accedes a través de una larga carretera de arena llena de curvas, y solo puedes aparcar en los estrechos arcenes, así que nos tocó dejarlos en la parte más alta y bajar caminando hasta la playa.
La playa queda dividida en dos zonas por una gran roca que se adentra en el mar, con aguas turquesas totalmente transparentes. En la primera parte de la playa, hay sombrillas de alquiler y un bar donde tomar una copa y picotear. Por todo ello, es la zona más ocupada, con un ambiente muy familiar.
A la segunda parte de la playa, hay que acceder caminando por rocas o por el mar en una zona que no cubre. No hay sombrillas o bares, pero a cambio es mucho más tranquila, con poca gente. Y se puede practicar nudismo sin problema. Cuando nos bañamos, pudimos ver pequeños peces rodeándonos. Las peques disfrutaron muchísimo, porque podías caminar bastante en el mar sin que te cubriera.






Tenemos que mencionar que muy cerca de esta playa, se encuentra Tsigrado, una pequeña playa muy chula, a la que solo se puede acceder bajando por una grieta entre rocas: agarrándote a una soga primero, y luego bajando por una escalera vertical. Para ir con niños muy pequeños no lo vemos (ni siquiera porteándolos en mochila), así que tendrá que esperarnos hasta que las peques crezcan un poco.

Otra playa que nos gustó muchísimo fue Paliochori: es la que tiene un acceso más fácil, porque la carretera asfaltada llega hasta la propia playa. Tiene varios restaurantes y bares rodeándola, pero sin fastidiar el paisaje de rocas rojizas. Hay muchísimas tumbonas con sombrilla para alquilar, y los encargados de cobrar también ejercen de camareros, trayéndote lo que quieras de uno de los bares: ¿Qué mas se puede pedir. Mar muy calmado, con aguas cristalinas. Pasamos un día entero allí y disfrutamos un montón.






Hay muchas otras playas en la costa sur, pero no nos dio para más. Tienen la ventaja frente a las del norte, de tener menos y oleaje y viento. Además, si logras quedarte hasta el atardecer, tendrás como recompensa una puesta de sol alucinante.

martes, 21 de agosto de 2018

Milos: playas de la costa norte

Como lo prometido es deuda, aquí va un post sobre las alucinantes playas de Milos. Nos quedaron muchas por ver, pero así tenemos una excusa para volver.

Comenzaremos por las playas de la costa Norte: Sarakinikos, Alagomandra y Papafragas. Estas tres se encuentran muy cercanas entre sí, en la carretera que va hacia Pollonia (pueblo pesquero donde se alojan muchos de los visitantes y con buenos restaurantes).

Sarakinikos es como viajar a la luna sin darte cuenta: De pronto, apareces sumergido en un paisaje de colinas, cráteres y dunas de piedra blanca, entre las que el mar se abre camino, dando lugar al final a una pequeña playa de arena oscura. Aunque haya oleaje, la forma de la grieta hace que las olas no lleguen a la arena, por lo que es ideal para los pequeños. Alrededor existen otraspequeñas grietas en las que puedes bañarte tirándote desde lo alto si pillas el mar en calma. 
Nos encantó! la única mala experiencia fue que se me ocurrió sentarme en una roca al borde de la playa, que estaba cubierta por el mar (parezco nueva!), y alguna anémona debió de hacer de las suyas en mi muslo. Conclusión: tuve un buen parche de urticaria como los que producen las medusas. Pero bueno, no hay nada que nuestro botiquín de viaje no arregle (parece que fuéramos a la guerra, de todo lo que llevamos 😂) Mejor quedaos con las imágenes maravillosas de una playa que merece la pena:






Alagomandra se encuentra a continuación de Sarakinikos en la carretera de camino a Pollonia. Para llegar a ella sí que tienes que salir de la carretera por una pista de arena que al final te conduce a un pequeño aparcamiento. Se trata de una playa estrecha pero larga, en cuyo extremo hay una gran cueva que se abre en la rocas. Esta playa sí tiene oleaje, pero no está tan concurrida como otras (el agua es menos segura para los pequeños, pero ya sabéis que eso oscila mucho). La vista es espectacular.





Y por último, voy a describir nuestra visita a Papafragas: puede que ésta sea la única que nos decepcionó un poco con respecto a lo que esperábamos, pero tiene una explicación. Nos acercamos dos días diferentes: el primer día, el oleaje era muy fuerte, y nos pareció que no merecía la pena bajar a ver la playa (el acceso es complicado si vas desde el parking, pasando por puentes formados por las rocas). El segundo día, el mar estaba mucho más calmado, pero como consencuencia del fuerte oleaje previo, hasta la orilla habían sido arrastrados restos de redes y plásticos procedentes de los barcos, por lo que no invitaba a bañarse. Se notaba que el agua estaba todavía revuelta. Una pena, porque las imágenes que hemos visto en otras webs son son espectaculares.



Conclusión: las playas del norte son una experiencia aparte, que no se parece a ningún sitio que hubiésemos visitado antes, y son totalmente recomendables. Ah! Si vais, no olvidéis llevar mucha protección solar, porque la sombra es escasa.

sábado, 18 de agosto de 2018

Milos: Plaka y Firopotamos

De camino a Milos!!
Volamos desde Atenas a Milos con una compañía local (hay varias que cubren los vuelos entre la capital y diferentes islas), en un avión de hélices. 


No se aprecia el acojone que tenía antes de subir! 😨
La verdad es que se nos hizo supercorto, media hora escasa. Y como vuelan a menos altura y estaba muy despejado, pudimos ir contemplando las diferentes islas durante el viaje. Cuando sobrevuelas Milos, es cierto que tiene un aspecto lunar, con montañas y cráteres blancos (la principal industria de Milos es la minería).
El aeropuerto merece mención aparte: he visto salones más grandes, con una minicinta para el equipaje (nos tronchamos de risa porque tardaron un rato en sacar las maletas, como si hubiese muchos vuelos!).

Alquilamos un coche desde Madrid para desplazarnos por la isla: vinieron a buscarnos desde la compañía al aeropuerto, y desde allí nos desplazamos a Adamas, el puerto principal de la isla, desde donde parten y llegan los ferries. Es un pueblo grande, lleno de vida a todas horas, con muchísimos restaurantes con terraza, y donde puedes encontrar todas las oficinas para alquiler de apartamentos, coches, motos... A menos de 100 metros, estaba la agencia que nos había alquilado la casa, así que que nos llevaron enseguida al pueblo de Plaka, capital de la isla.


Plaka y Tripiti están uno a continuación del otro, pero Plaka ocupa la parte más alta en la montaña. Si no tienes contratado un parking privado (gracias a Dios que nosotros sí), te toca aparcar a la entrada de Plaka y subir toda la carretera en cuesta a pie, y no veas qué cuesta!
El interior del pueblo es peatonal, con estrechas callejuelas que forman un laberinto de casas encaladas con las puertas y ventanas pintadas de azul. Salvo un par de calles que son las que se llenan de gente por los restaurantes y tiendas, el resto del pueblo es tranquilo y puedes pasear sin problemas. Eso sí, preparaos para echar unas patas que ni Roberto Carlos, porque la pendiente en algunas calles es considerable.




En la parte más alta del pueblo, subiendo una buena escalinata, se encuentra el "kastro", constituido por un pequeño recinto amurallado donde se encuentra, en un primer nivel, una capilla blanca, con una terraza con buenas vistas del pueblo.





Y subiendo un poco más, llegas al castillo con su capilla adyacente, desde podréis contemplar la mayor parte de la isla. La hora ideal para visitarlo es el atardecer, porque la puesta de sol desde el kastro es alucinante (se cotizan los sitios para sentarse a verla ;P).



Y ahora vamos a comenzar a hablaros de las MARAVILLOSAS PLAYAS de Milos. Antes de nada, comentaros que el acceso a la mayoría no es fácil: recorres pistas de arena con baches que salen de la carretera principal, con cuestas empinadas. En las costas este y oeste, necesitas un 4x4 o un quad para llegar, porque no hay carreteras asfaltadasacceso. Y por último, la maravillosa Kleftiko (postal típica de esta isla), solo tiene acceso por mar: se organizan excursiones en barco que duran el día entero, con comida incluida (como nuestras peques son muy pequeñas, decidimos que tendríamos que dejarlo pasar).

Os contaremos en primer lugar nuestra visita a Firopotamos: se trata de una pequeña bahía en cuyo extremo hay una pequeña capilla adyacente a las ruinas de una puerta de piedra. En la playa hay pequeñas casas de pescadores preciosas (muchas de ellas se alquilan para vacaciones)



Se trata de una playa pequeña, sobre todo de guijarros, que suele tener bastante gente. Tiene un chiringuito que alquila colchonetas para tumbarte en la playa. El firme dentro del agua está formado por piedras muy resbaladizas, así que los escarpines vienen muy bien. La gente siempre publica fotos con la mar en calma, pero en nuestro caso había oleaje, pelín resacoso. Eso hizo que nos mojáramos un poco y luego nos sentáramos a contemplar el fabuloso paisaje.

viernes, 17 de agosto de 2018

Vámonos a Grecia!!!

Este año, habíamos pensado en varios destinos para las vacaciones, pero al final, acabamos en el más inesperado: Grecia! La idea surgió viendo unas fotos sobre las espectaculares playas de la isla de Milos, un paraíso poco explotado y en general, desconocido para la mayoría del público europeo. 
Como ninguno de los dos había pisado tierras griegas, nos pareció una buena idea para desconectar del año de m..... que nos han dado en el trabajo.

Lo vuelo directos desde Madrid, solo van a las islas más conocidas: Santorini, Mikonos y Creta. Así que se nos ocurrió volar hacia Atenas, y desde allí, dirigirnos hacia Milos. Aunque existen vuelos de compañías griegas que comunican la capital con la mayoría de las islas, estos no se fletan todos los días (ni siquiera en verano). La otra opción son los ferries, para los cuales hay muchas compañías y horarios disponibles, pero claro, el trayecto se alarga considerablemente. 
Conclusión: Vuelo directo a Atenas - noche en Atenas- vuelo desde Atenas a Milos- 7 noches en Milos- ferry de Milos a Atenas- 2 noches en Atenas- vuelo directo a Madrid.

El vuelo de Madrid a Atenas son tres horas y media. Salvo unos 10 minutillos de turbulencias que no fueron exageradas (aunque los que nos conocéis, sabéis que la señorita Beatriz iba rezándole a todo agachada durante ese rato 😂), el resto del vuelo fue tranquilo. Tomamos un taxi para llegar a la capital (tarifa plana de 38 euros), aunque existe línea de metro que también te lleva directo a la capital.

Desde Madrid, alquilamos un apartamento en el barrio de Monastiraki, una zona estupenda para alojarse porque estás muy céntrico, y tienes un montón de sitios donde tomarte algo a todas horas. La calle del apartamento parecía el rastro de Cascorro, con muchas tiendas de ropa hippie. Los apartamentos se llaman Suitas, y la puerta de entrada parece la de un edificio okupa: el único inconveniente que le vimos, es que tienen muchas escaleras, porque el apartamento estaba de maravilla. Un ático con una terraza estupenda con vistas directas a la Acrópolis.


                                 


                                 

Las vistas de noche, eran espectaculares, porque iluminan toda la Acrópolis.

                                 

Como al día siguiente nos tocaba salir zumbando para el aeropuerto para volar hacia Milos, y las peques estaban cansadas del madrugón que nos tuvimos que dar porque nos adelantaron el vuelo, decidimos visitar solo las cosillas más cercanas, dejando la Acrópolis para la vuelta (ya lo veréis en el post de regreso a Atenas).

Comimos en uno de los restaurantes que se encuentran en las callejuelas que salen de la plaza de Monastiraki. Parece la Puerta del Sol, siempre llena de gente, da igual la hora. Tiene parada de metro justo en la plaza.

                                      

La verdad es que se come bastante bien por un precio asequible. Regresamos al apartamento para echar una siestecilla, y luego recorrimos el barrio con calma.

Adyacente al barrio se encuentra toda la zona del Ágora, que constituía en centro sociocultural, político y religioso de la antigua Atenas. Entre los edificios que la flanquean, y que vimos durante la tarde, se encuentran:

Biblioteca de Adriano (en el Ágora romana)

                                    

El Horologión: hoy lo llaman la Torre de loa Vientos (también en el Ágora romana), que constituye un reloj solar y una veleta.



La Catedral Metropolitana de Atenas


y la Iglesia de Agios Eleftherios junto a ella


Como os hemos dicho antes, veremos con calma Atenas a la vuelta, así que ahí os dejamos con este breve resumen de nuestras primeras horas en Grecia.

miércoles, 31 de enero de 2018

Tenerife en Enero

En enero, aprovechando los días que nos sobraban del año pasado, decidimos escaparnos a las Islas Canarias. No las habíamos pisado ningunos hasta ese momento, y como el tiempo no suele estar mal en ninguna época (de eso ya hablaremos), pensamos que sería un buen destino para relajarnos en estas fechas.
No teníamos especial preferencia por ninguna de las islas, así que decidimos comenzar por Tenerife. Y allá que nos fuimos!

Vamos a publicar un post pequeño porque estuvimos solo unos días, y tuvimos la mala suerte de que hizo un tiempo de perros en todo el norte de la isla (diluviando, nevando...). Solo deciros que nos quedamos sin ver el Teide ¡porque no se veía desde ningún sitio!, y las carreteras eran peligrosas por la nieve. Tremendo.

La parte buena fue que habíamos alquilado un chalecito en la zona de Adeje, en el suroeste de la isla. Y allí el tiempo fue estupendo. Así que nos dedicamos a movernos por el sur, con unas temperaturas entre 15 y 22ºC. Os imaginaréis que nos bañamos fijo, ¿no? Será la costumbre del Atlántico de Pontevedra, pero para nosotros el agua estaba estupenda hasta en esta época.

Empezamos visitando la playa del propio Adeje. Es una playa estupenda si tienes peques, porque es extensa y ancha, sin mucho oleaje.





Nos acercamos a ver los imponentes acantilados de Los Gigantes:una pasada, aunque para nuestro gusto, se los están cargando con tantas urbanizaciones.



Y nuestra mañana de aventura, fue cuando nos acercamos a la playa de Diego Hernández: se trata de una cala escondida donde hay tradición de asentamientos hippies. De hecho, todavía encuentras algunos en tiendas de campaña viviendo allí. El acceso a la playa es una aventura, porque después de recorrer un sendero pegado al campo de golf de Adeje, te toca bajar por unos "caminillos" a través de las rocas y arbustos, bastante empinados (muy divertido cuando llevas a una peque en la mochila). Al final llegas a una plataforma de piedra, desde la que desciendes por el lateral izquierdo con cuidadito, para alcanzar la playa. La cala es preciosa, las fotos no hacen justicia, pero no pudimos sacarla entera porque es nudista mezclada con textiles, y la mayor parte de la gente está en pelotas (incluidos nosotros jajajaja).



Por último, hemos de mencionar la playa de La Tejita, al sureste de la isla. Se trata de una zona con mucho viento, que en ocasiones puede hacer que te largues de la playa porque no hay quien lo aguante. La playa es bestial de grande, con la imagen de la montaña roja al fondo. Si algunos practica nudismo como nosotros, hemos de deciros que la parte naturista no está en la propia playa, sino que tienes que llegar a la base de la montaña, y recorrer un sendero que llega a unas pequeñas calas, muy bonitas también, donde lo puedes practicar.


Durante las noches, pudimos estar cenando pizza en terracitas y tomando una copa, con nuestra chaquetilla puesta.

Nos dio una pena enorme perdernos todo el norte: Santa Cruz, Candelaria, El Teide... Pero bueno, es una buena excusa para acercarnos otra vez!

viernes, 6 de octubre de 2017

Escapada a Solsona

Nos apetecía tener una escapada, pero en el puente del Pilar suele estar todo abarrotado con miles de españolitos fugándose para aprovechar el día festivo.
Así que, para decidir nuestro destino, aprovechamos la reciente inauguración del hotel Casa Albets: un hotel vegano y ecológico situado en Lladurs, en la comarca de Solsona, en el prepirineo de Lérida.
Nuestra experiencia en este hotel ha sido simplemente GENIAL. Una masía del siglo XI restaurada con un gusto estupendo,  en un entorno espectacular.  La finca tiene 200 hectáreas de bosque por el que realizar rutas de senderismo. Y la puesta de sol...













Los dueños del hotel son el matrimonio formado por Megan y Joel, unos anfitriones estupendos. Tienen una chiquitina llamada Bauma, que dejó hechizadas a nuestras peques.
Las habitaciones son enoooormes. Nos alojaron en la que se llama Bauma, una habitación tremenda con 2 camas de matrimonio, lo que nos permitió colechar con las peques de maravilla. 





Durante nuestra estancia, aprovechamos para hacer minipaseos con las peques por los terrenos de la finca.





Hicimos una breve visita al pueblo de Solsona, que nos sorprendió gratamente con su antigua muralla con los portales de entrada, sus callejuelas, la plaza mayor... un pueblo encantador.






*Sí, estaban en el momento del referéndum catalán. No, nadie nos trató mal por venir de Madrid, todo lo contrario, fueron super amables.

Y por último nos acercamos al mirador de la Creu del Codó: Impresionante!! Tienes una subida de unos 10 minutos desde donde se aparcan los coches, y llegas a una plataforma desde donde puedes ver Sant Llorenç de Morunys y el pantano de La Llosa del Cavall.