Al final no ha habido suerte y el tiempo no ha acompañado. Nos ha diluviado toda la mañana, asi que las focas han decidido que para estar mojadas preferían no salir del agua y no hemos podido ver ninguna. ¡Y eso que nos hemos recorrido toda la península de Vatnsnes en su busca!
Aparte de esto el día se puede resumir en una palabra: carretera. Han sido varias horas conduciendo, pero a cambio nos hemos librado del mal tiempo y asi, hemos disfrutado de una tarde soleada en la que hemos visitado Deildartunguhver que es el mayor (y probablemente el que peor huela) manatial de aguas termales de Europa, y la cascada de Hraunfossar.
Después nos hemos venido directamente a la península de Snæfellsnes. Aquí pasaremos dos noches. Mañana dedicaremos todo el dia a recorrerla, pero de momento lo que hemos visto merece la pena.
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